eurobasket | francia 66 - españa 86
El músculo rinde pleitesía al talento
Exhibición descomunal de España ante Francia, que llegaba imbatida al cruce de cuartos y fue despachada sin piedad por una versión espectacular de los de Scariolo. Gasol jugó a nivel MVP, la defensa tuvo una intensidad eléctrica, el tiro exterior funcionó, la segunda unidad dio la cara y España decantó el partido desde el primer cuarto, desquició a Tony Parker y puso rumbo a semifinales y la lucha final por las medallas.
Francia mirara al suelo o al cielo y maldecirá a los hados, al destino o quién sabe a qué. Aquella canasta de De Colo (zarandeado por la prensa gala) ante Grecia le entregó un primer puesto de grupo que era veneno. Ser primero, imbatido en el Eurobasket, y jugar contra España -esta España- en el partido del vértigo, el que te saca de la lucha por las medallas, es cuando menos una ironía muy negra. Repasemos las ventajas del equipo francés: llegaba a Polonia con mucho rodaje tras sudar su plaza en el Preeuropeo y ha mostrado una defensa de hierro ante la que sólo Croacia había llegado a los 70 puntos (64'2 de media de puntos encajados hasta la sangría de hoy), y al ritmo de un Parker en vena marchaba un bloque de hormigón que es una oscura alambrada de músculo, sin imaginación en la zona pero capaz de defender y rebotear hasta el último aliento y de salvar partidos perros, de pocos puntos, ritmo lento y diferencias mentirosas por ajustadas. Una cosa más: Francia tuvo un día más de descanso que una España que se metió 250 kilómetros entre pecho y espalda tras aplastar ayer a Polonia.
Pero el problema para Francia, me temo que para todos los equipos que quedan vivos, es que el despertador de España ha sonado a tiempo. Como un mal pero genial estudiante, el equipo de Scariolo llegó tarde y sin duchar al campeonato pero se ha ido recomponiendo y, tras una severa dieta de vitaminas de confianza y proteínas de autoestima, ha recuperado la figura del equipo que es campeón del mundo y que en Pekín llevó a la histeria a una USA descomunal. Ya no hay duda de que la selección ha digerido la crisis y se ha puesto manos a la obra. Mejor así, en línea ascendente hacia el infinito porque la versión contraria ya la vivimos en 2007. Y su sabor fue muy amargo.
Un primer tiempo excepcional
España, en fin, apareció vacunada contra cualquier peligro de la hasta ahora inmaculada Francia y mostró el nivel desde el que puede mirar a cualquiera con superioridad. En las dos zonas, por todo el campo, con cualquier combinación de jugadores en cancha. Concentración, pasión, energía, cohesión y la calidad desbordante que se le supone. España, además, no cambió el discurso para adaptarse al rival y mantuvo su quinteto con Rudy y Navarro a pesar de que Francia jugaba en las alas con dos gigantes como Batum y Diaw. El equipo galo enseñó las armas previstas desde el salto inicial: cerró la zona, molestó lo máximo a Gasol y circuló el balón en busca de tiros cómodos con paciencia y pulcritud. Fue durante unos minutos de espejismo que le sirvieron para manejar las primeras alternativas del partido (5-3).
A partir de ahí España hizo saltar por los aires el dispositivo francés y puso la directa para aplastar la autoestima de un rival en shock, incapaz de taponar todas las vías de agua que se le abrían. Esta Francia siderúrgica encajó 25 puntos en el primer cuarto (15-25) y 47 al descanso (32-47). Parker naufragó (6 puntos y 3 asistencias, 1/6 en tiros de campo) y se obcecó hasta caer en la desesperación. Las miradas perdieron convicción y las piernas frescura mientras los chispazos de Diaw y Batum minimizaban unos daños que amenazaban ruina demasiado pronto.
Pero que nadie dude de que Francia es mucho más de lo que se vio en el desangelado Spodek Arena. Todo el mérito tiene que recaer, esta vez sin duda, sobre el autor de la demolición, una selección española superlativa que resultó arrebatadora. El primer cuarto fue pura pasión, el segundo inteligencia, el tercero una lección de energía y todo el partido calidad y precisión. España ha pasado de ser una máquina de perder balones o circular de forma exquisita, acumular asistencias y minimizar pérdidas. La defensa ha ajustado las ayudas y ha recobrado la actitud: donde no se llega por concepto se llega por fuerza, por convicción y rapidez de piernas. Y en ataque ha vuelto la bendición de la generación de oro y los jugadores que habían sido cuestionados hasta la nausea exhiben otra vez todas sus virtudes. Es el caso de Ricky Rubio, que no necesitó largas rotaciones ni ayuda de Llull para aburrir a Parker, dirigir al equipo al galope e incluso acertar en el tiro.
La lectura de partido fue excepcional, apoyada en el funcionamiento de todos los recursos. Si Francia comenzó cerrando la zona, España respondió con un bombardeo desquiciante (5/9 en triples en el primer cuarto con Rudy como principal ejecutor). Después, en cuanto cambió el plan, llegó el reguero de balones a Gasol. El pívot está en la línea de su temporada NBA, la mejor por madurez y competitividad de su carrera, y pese a todos los esfuerzos de Francia, y como si nada, cerró el primer cuarto con 6 puntos y 4 rebotes. Después bailó con su elegancia habitual sobre la esforzada energía de Turiaf, viejo compañero de tantos entrenamientos, y sobre su figura se agrupó la mejor España: cada vez que Francia mostró unas tímidas constantes vitales, apareció Gasol para martillear cualquier esperanza. De salida en el tercer cuarto, cuando Francia ajustó la defensa y anotó con cierta fluidez gracias a Turiaf (sin noticias de Parker), el de los Lakers dirigió el parcial definitivo con ocho puntos casi consecutivos adornados por un triple de Garbajosa y cinco puntos consecutivos de un Ricky 100% Ricky, por fin.
Como ante Polonia pero en una dimensión todavía mayor, España se hizo fuerte y bella bajo la bandera de Gasol y Navarro, que dejó 9 puntos al descanso azotando con su exuberante calidad las largas y sufridas defensas de Francia. A Rudy le bastó su inicio eléctrico y a Felipe su trabajo insaciable incluso en un día menos lucido en ataque. Marc parece asentado definitivamente y Mumbrú volvió a estar intenso aportando minutos de calidad en la segunda unidad. El recital desactivó cualquier atisbo de tensión o mal trago. Al partido le sobró más de un cuarto, con Francia rendida y con ganas de ducharse y España transmitiendo la sensación de que podría estar jugando sin parar desde hoy hasta la final, todo energía y sonrisas.
El 49-73 al término del tercer cuarto nos dejó tiempo para pensar en lo que pasó y lo que vendrá, para madurar la idea de que España por fin ha enlazado dos partidos a su nivel, uno ante un rival menor pero otro, este sí, ante un equipo poderoso y con armas para hacer daño. En el día de los nervios, el fatídico cruce de cuartos, la selección estuvo abrumadora y cerró el partido entre ganchos de Gasol, que jugó con cara y números de MVP. España, con tantas cosas que ha pasado, se encuentra en el momento adecuado en el lugar adecuado. Fina y confiada y dispuesta, tras pasar el primer examen final con matrícula de honor, para afrontar una semifinal de alto voltaje ante la entonada Turquía o la amenazante Grecia. Pero este partido de cuartos ha sido un grito que ha resonado por toda Polonia y, vengan los peligros que vengan, España está preparada. Hay que seguir jugando desde la modestia, la concentración y la intensidad, pero creo que el rival que llegue, sea el que sea, dormirá la noche del viernes pero que los jugadores de la selección.