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Por minguet
#78422
Rudy fue injustamente tratado en un concurso en el que Nate Robinson volvió a desafiar a toda lógica

Lo esperábamos como agua de mayo y llegó, por fin, el concurso de mates. Rudy Fernández estuvo muy bien, homenajeando a Fernando Martín en el primer mate y haciendo un sensacional segundo 'dunl' a lo Iguodala con Pau Gasol de colaborador, agarrando la bola con una mano. Lamentablemente, los jueces maltrataron al español, otorgándole sólo 42 puntos en cada uno de sus mates.

No sólo los españoles lo vimos así: el público de la cancha de los Phoenix Suns abucheó masivamente al jurado tras sus dos votaciones al español.

El concurso lo ganó merecidamente Nate Robinson, el pequeño escolta de los Knicks que saltó por encima del gigante Dwight Howard. Vestido de verde, simulando la kryptonita, arrasó a 'Superman' Howard en la final.

Rudy y los jueces
El primer mate del mallorquín fue más difícil de lo que parecía. Si bien a los españoles y a muchos europeos se nos encogió el corazón cuando Rudy se quitó su camiseta roja y debajo llevaba la negra retro del gran Fernando Martín (este año se cumplen 20 de su fallecimiento), parece que los americanos no apreciaron el bello gesto del mallorquín, que tomaba nota, como él mismo dijo, de la sugerencia del ganador del concurso de MARCA.com. La valoración, un 42, se quedaba algo corta incluso sin tener en cuenta lo de Martín: Rudy se la tiraba por detrás de la espalda, golpeaba el tablero y con una mano la machacaba muy, muy arriba.

El segundo mate fue sencillamente genial. Uno de los tres mejores de la noche. Pau Gasol la hacía rebotar por la parte de atrás del tablero y Rudy llegaba desde un lateral para, con una mano, matarla a aro pasado. La dificultad de utilizar sólo una mano era el gran valor de su vuelo. Sin embargo, el hecho de que hubiera fallado muchas veces y que incluso se hubiera agotado el tiempo reglamentario (los jueces le dieron una prórroga) enfrió el efecto. Sin embargo, nada justificaba un 42. Mereció muchísimo más. Sobre todo, teniendo en cuenta que en el siguiente mate de JR Smith, un alley oop lanzado desde la grada y machacado de lo más normal (ni siquiera era original, lo de la grada ya se había utilizado en años anteriores), también puntuaron con un 42.

Rudy decía adiós con orgullo: había hecho dos buenos mates y había dejado para siempre el nombre de Fernando Martín en lo más alto.

Nate Robinson, justo vencedor
El escolta de 1,70 metros de los New York Knicks, Nate Robinson, ganó con solvencia el concurso. para la historia, su último mate, en el que saltó por encima a su rival en la final, Dwight Howard. Vestido de verde San Patricio, con un balón verde, quería simular la kryptonita para derrotar a 'Superman' Howard. Lo consiguió de sobra. Ese mate valía por toda la noche y le daba el concurso, que logró con un 52% de los votos. Antes, Robinson había ejecutado grandes mates, no muy innovadores pero espectaculares: es increíble lo arriba que llega a pesar de su estatura. Sin embargo, le queda un borrón: su segundo mate de la primera fase, en el que pisaba a Wilson Chandler para impulsarse, fue un poco fraude. Obtuvo la menor puntuación de la noche (41), que aún le sirvió para clasificarse para la final.

Dwight Howard hizo, globalmente, el mejor concurso. Es difícil saber a qué altura estaba la canasta en su segundo mate de la primera fase, en el que se vistió de Superman, cabina incluída. Logró dos 50 cuando el jurado le votaba, y quizá se equivocó no dejándose uno de esos mates para el final. El último, realizado después de la proeza de Robinson, se quedó algo corto: pisó por delante de la línea de tiros libres y voló con el balón agarrado con las dos manos, aunque al final mató a una. Acababa de perder el concurso.

Rudy, un recuerdo imborrable
Este concurso quedará para siempre en nuestra memoria. El mallorquín siempre será el primer europeo que logró participar en el Concurso de Mates y eso no se lo quitará nadie. Igual que la belleza de su homenaje a Fernando Martín, que se iba a la NBA en 1986, cuando Rudy tenía un año. Aquel bebé nunca podía haber imaginado que un día llegaría al terreno inexplorado que abrió Martín. Y su homenaje es, sin duda, una suerte de justicia eterna para aquel corazón indomable que nos dejó hace casi 20 años.

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