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Por Uldhrued
#316208
EUROCOPA | SEMIFINAL | PORTUGAL 0 (2) - ESPAÑA 0 (4)
¡Nos vamos a la final!

Su penalti a lo Panenka nos impulsó en una tanda dramática. Cesc selló el pase a la final . España, mal durante 90', mereció resolver en la prórroga

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Gracias, gracias y gracias. Gracias al fútbol, por servirnos otra ronda. Gracias a Sergio Ramos por ser tan inconsciente, tan torero y tan valiente. Gracias por este maravilloso infarto. Gracias por los finales bonitos, por las historias circulares y por los finales felices, gracias a Preciado y a Miki Roqué por lo que les pueda tocar, que será bastante; alguien empujó desde arriba. Gracias a todos, porque estamos en otra final. Más rotos que nunca, pero tan vivos como siempre.

No pudo ser más hermoso ni más dramático. El jugador perseguido por la sombra de un penalti fallado se quitó el trauma con el doctor Panenka. Hay que estar loco. Por mil razones. El penalti prohibido lo era más que nunca, porque su éxito es proporcional al tiempo que transcurrió desde el último panenkazo. Tres días, en este caso. Un suspiro. Los porteros estaban avisados y después de seis penaltis intercambiando lados y potencias, la opción de quedarse quieto era una alternativa posible. Hasta cabía la opción de que Ramos chutara a romper, al muñeco, asegurar, lo llaman. Pero jamás Panenka. Jamás exponerse a un ridículo que le perseguiría siempre, somos crueles y más desde que existe Twitter.

Pues lo hizo. Se aproximó a la pelota con el peso de 50 millones de ansias sobre los hombros y la pellizcó. Suave, como si fuera una nalga querida. Como Pirlo. Con la misma consciencia de que había que hacer algo para rescatarnos y ese algo nos rescató. Portugal también lo entendió así. En este caso, la proximidad del panenkazo fue una sentencia inapelable. Alves, que había sido sustituido en el penalti anterior, se acercó al punto fatídico como quien se acerca al cadalso. Después, estrelló el Tango contra el larguero. A continuación, aunque ya se confunden las secuencias, volvió a decidir Cesc, como en 2008. Si les soy sincero, ya no pude ver más. Me abrazaron varios y llegué a entender el punto erótico que tiene la asfixia cuando te clasificas para una final.

Justicia. Lo merecimos. De verdad que lo merecimos. Por centímetros, pero el tamaño no importa. Jugamos poco y mal, nadie lo negará, pero ellos jugaron menos y peor. Llegado el encuentro a su tramo decisivo, España intentó ganar y Portugal no perder. Su única esperanza fue el robo, que nos equivocáramos (y estuvimos cerca). Nuestra esperanza era que nos auxiliaran las musas, la estrella, el cielo.

Después, la prórroga fue nuestra, lo único nuestro, diría. Iniesta tuvo una ocasión más clara que la de Sudáfrica y su error (acierto de Patricio más bien) nos sugirió otra historia circular, pero con final terrible. Ramos nos resucitó con un lanzamiento de falta que pasó más cerca de la madera que los de Cristiano; Navas probó al portero con un balón que Pepe rebañó en las mínimas barbas de Pedrito. Lo merecimos, pues.

Lo anterior convendrá olvidarlo, aunque dejaremos constancia. El cambio de Xavi en el minuto 87 quedará como un momento simbólico. España, en trance agónico, renunciaba al más puro representante del tiqui-taca, pero lo hacía, seamos justos, después de exprimir el sistema sin obtener una gota de zumo. Lo que siguió no fue una traición, aunque habrá quien lo apunte. Se asemejó más a la evolución que tanto soñó Del Bosque hasta que aceptó que el sistema tenía recorrido y futbolistas. Hablo de músculo y de extremos. De la combinación del ingenio con la solidez.

Eso hicieron Xabi y Busquets sin que se notara la ausencia de Xavi más que en el corazón. Eso hicieron Pedro y Navas, que llegaron hasta donde se les mandó, pese a la incongruencia táctica de que había extremos pero no delantero centro. Eso significó también el planteamiento inicial del seleccionador.

Nueve. Cuando se esperaba a Cesc o Pedro, Del Bosque apostó por Negredo. La elección causó sorpresa pero se explicó por la evidencia de un partido bronco. Frente a eso, un delantero de Vallecas, Colonia de los Taxistas. Objetivo: desgastar a los centrales, bloquearlos, molerse a golpes con ellos, hablarles del barrio.

Cumplió con la misión. Negredo ejerció de primo de Zumosol, de pilier, de pivote de balonmano, de Alvarón. Sólo aguantó un balón de espaldas, pero la jugada, dirigida por él, terminó en ocasión clara, tiro de Iniesta silbando junto a una escuadra. Lo recordamos bien porque no hubo otras oportunidades hasta la prórroga.

Los cambios de la segunda parte fueron un cambio de argumento sobre el mismo discurso. Descubrieron, al mismo tiempo, el drama que significa sustituir a un futbolista del mediocampo, tan extraordinarios son todos ellos.

El final fue el principio. Se desbordó tanta angustia por las puertas del estadio que encontrarán rastros en el Mar Negro; peces con miedo, pero con una enorme sonrisa de felicidad.

El duro
Alves. Se extralimitó en varias ocasiones y vio tarjeta en la quinta falta que hizo. El árbitro le perdonó mucho.
El dandy
Iniesta. Como siempre, tuvo detalles de crack y con su movilidad atemorizó siempre a la zaga portuguesa.
¡Vaya día!
Cristiano. No se pudo escapar casi nunca de la zaga española y al final no pudo tirar en la tanda de penaltis.
El crack
Ramos. Partido espléndido. Marcó en la tanda de penaltis a lo Panenka, en un gran gesto de personalidad.

Fuente: AS
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Por Uldhrued
#316489
España: Tricampeona y leyenda

España gana 4-0a a Itallia en Kiev, conquista su tercera Eurocopa de la historia, revalida título, cierra una trilogía que nadie había conquistado y se convierte en leyenda.

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Leyenda. Tricampeona y leyenda. Tricampeona, leyenda y ejemplo de generaciones venideras. Esta es España, la irrepetible selección de España, campeona de Europa de selecciones por tercera vez en Kiev el 1 de julio de 2012, poseedora desde ya de esa trilogía Eurocopa-Mundial-Eurocopa que es exclusiva. 4-0, sí, 4-0 con bellísimos goles a la tetracampeona del mundo Italia en la final de la Eurocopa. Un resultado que no existía en la historia porque esta Selección no ha existido en la historia. Es la mejor y es para siempre.

Formada por un grupo de jugadores que se hizo mayor en 2008 y que en lugar de tirarse a la bartola fue perfeccionando la vasija. Lo que salió ante Italia en la final de la Eurocopa fue su última obra. La obra maestra de un grupo solidario de jugadores que ha sido indestructible incluso en situaciones límite como la que se vivió hace un año. La enorme madurez de los jugadores, con Casillas y Xavi como líderes, y la experiencia de ese doctor que es Vicente del Bosque (que iguala a Helmut Schoen como único seleccionador campeón de Europa y del Mundial) lo impidieron. España fue campeona por KO ante Italia, sólo campeona de Europa en 1968 frente nuestras tres coronas. Le toca seguir esperando.

Esta vez no hizo falta un balón al espacio del que Torres rescatase oro con su brazada sobre Lahm como en Viena. Ni siquiera la épica y la agonía del gol de Iniesta. Esta vez España persiguió la perfección: cuatro goles a la altura de esta obra maestra que ha escrito. Los firmaron Silva, Jordi Alba, Torres y Mata jugadores que llegaron a la Eurocopa por sus méritos en City, Valencia y Chelsea. Una demostración del espíritu coral de la Selección que inventó Luis Aragonés, presente en Viena, y que ha terminado de redondear Vicente del Bosque. España es un equipo maduro hasta el extremo, con una terrible variedad de registros. Esforzado, solidario, brillante, inteligente tácticamente, seguro. Y, sobre todo, ganador. La capacidad de España para gestionar partidos, para hacer del triunfo una costumbre, ya está en los libros. El último triunfo de la Eurocopa tuvo un guión perfecto

Experto ya en la liturgia de las finales, España prescindió de los fastos y obvió la especialísima atmósfera que rodea estas citas. Su puesta en escena fue maravillosa, a la altura de la leyenda que ha escrito esta Selección. España jugó quince minutos iniciales de película, un resumen muy logrado de estos años de dominio mundial que le convierten ya en irrepetible. Y los coronó con un gol inolvidable, perfecto en la ejecución. Iniesta, jugador del torneo, candidato de ley al Balón de Oro, observó un desmarque de Cesc, el falso nueve que hizo de nueve y siete. De siete y nueve. Y que es un jugador diez. Cesc hizo una pausa maravillosa y esperó a que Silva, de la fábrica de Arguineguín, patrimonio de la humanidad, metió un cabezazo al ángulo. Incluso para el gran Buffon.

España pasó un mal ratito en el siguiente cuarto de hora, claro que para eso ya estaba Casillas. Concentrado, responsabilizado. Perfecto. El rostro de Casillas ha pasado de la ilusión de la primera vez al que se siente guardián de un país. España cree en Iker e Iker responde. Glorioso en dos centros de riesgo, inmóvil en un lanzamiento de Cassano que evitó mil piernas pero no las manos de Iker.

Cansado de sufrir, España pegó otro acelerón. Jordi Alba, que ha jugado la Eurocopa subido en una moto, empezó una carrera imposible que Xavi convirtió en el gol de su carrera. Xavi, arquitecto de esta idea, jugador de leyenda que suma su título número 23 de su carrera, hizo un cálculo informático de la velocidad del catalán. El control orientado de Alba fue medio gol, porque ni le dio tiempo a pensar a quién se enfrentaba. Ejecutó y tocó la gloria. 2-0. Un gol que también fue el triunfo de Del Bosque, que se empeñó en Cesc porque sabía que en la posesión estaba el partido. Del Bosque, fiel a sus ideas, triunfó con mayúsculas en esta Eurocopa.

Prandelli, insatisfecho con Cassano y la poca maldad de la casi siempre venenosa Italia, se decidió por Di Natale, que es todo veneno. En apenas diez minutos, el alma-mater del Udinese remató fuera de cabeza y se encontró con Iker, otra vez gigantesco. Por el camino, Proença obvió un penalti evidente de Bonucci por mano. Pero Italia ya tenía demasiadas piedras encima. La última, la lesión de Motta cuando Prandelli ya había realizado los tres cambios (Balzaretti y Di Natale habían entrado por Chiellini y Cassano). A Italia se le cayó encima toda la fatiga del torneo y España sacó los violines para terminar de darse el homenaje. El partido fue apagándose con el balón en los pies de Iniesta, Busquets, el mágico Xavi y Xabi Alonso. Del Bosque no se entregó al populismo e hizo los cambios pactados que sostuvieron al equipo toda la Eurocopa. Entre ellos, Fernando Torres, que puso la guinda y cerró el círculo que él mismo abrió en Viena. Primero con el 3-0. Luego con el cuarto de Mata, la única licencia de Del Bosque. Una obra de arte. Todo fue perfecto. España ganó 4-0 pero fue gentil con Italia, muy poca cosa a manos de un equipo gigantesco. Ganó con estilo y clase, la clase que se encuentra en la humildad de unos jugadores fantásticos. Y volvió a levantar y a ganar la Eurocopa. Tricampeona y leyenda.

Sobraban todas estas letras. Bastaba un GRACIAS.

Fuente: AS
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