LIGA BBVA | ATHLETIC 0 - GRANADA 1
El Granada la lía en La Catedral
Marcó un golazo de córner y lo defendió con ardor. Roberto anuló las contadas opciones locales. Fabri puso músculo y acertó. Muniain fue cercado
Dicen los futbolistas del Athletic que la gran virtud de Marcelo Bielsa es su capacidad para transmitirles lo que va suceder en los partidos. Que es un visionario, vamos, y alerta de víspera de los peligros del rival y sus debilidades. Pues también acertó esta vez, porque no le gustaba el clima de euforia generado en Bilbao ante la llegada del Granada, el tercer recién ascendido que puntúa en La Catedral. Los andaluces, con orden y saber estar, se llevaron una victoria valiosísima de San Mamés, la segunda en su historia. Bastó un cabezazo de Íñigo López. El Athletic fue todo precipitación, se le atragantan los equipos bien cerrados. Centró muy mal por fuera y se atascó por dentro.
Fue el tercer fracaso de los leones en casa, el cuarto si se cuenta el del Salzburgo, donde el colegiado subsanó su impericia ofensiva con dos penaltis. Ayer estaba por ahí Undiano, poco amigo de los locales. Rayo y Betis optaron por una estrategia más ofensiva que la de Fabri. El equipo de Bielsa estaba entonces en construcción y tenía dudas. Ahora llegaba pletórico de moral y físico a la cita. El Granada copió a los austriacos, acumuló futbolistas con una determinación: trabajar más hacia atrás que buscando a Iraizoz. Bastó comprobar que Uche fuese alineado en la banda para hacer recados defensivos.
Fabri tenía claro su plan y triunfó: juntar líneas en su campo y esperar una oportunidad al contragolpe o a balón parado. Y el zarpazo llegó precisamente en un saque de esquina del talentoso Martins, rematado con la maestría de un ariete por el ex central del Alcorcón, que tiene todas las agallas que le faltaron a su hermano, Jorge López, para ser un grande del fútbol. El Athletic había disfrutado de un par de ocasiones de Susaeta (tras una gran combinación por la derecha) y Llorente a la media vuelta, pero los granadinos pegaron primero y desde entonces recurrieron aún más a pelear cada balón dividido como si fuese el último, algunos con excesiva dureza, y a utilizar mil artimañas para perder tiempo. Su técnico puso todo el físico que tenía sobre San Mamés y en eso ya empató con los rojiblancos. Guardó a Geijo y Benítez como balas en la recámara y ya se revelaron en el tramo final como peligrosos.
El pillo Roberto. El meta Roberto Fernández era clave para llevar a buen puerto el navío. El paisano de Fabri no tuvo que excederse como en el Sánchez Pizjuán, donde debió salir a hombros, pero fue el más zorro de los 26 futbolistas que saltaron al campo. Marcó en todo momento el tempo del choque, estirando el chicle de la tarjeta amarilla hasta verla cuando su equipo más la necesitaba, en el arreón final local. Estuvo impecable, solo pasó apuros en un centro chut de David López, un cabezazo de Javi Martínez y en la pelota del final que Susaeta le entregó a las manos con todo a su favor.
Los rojiblancos tuvieron la pelota, intentaron moverla de lado a lado, pero nunca fueron imaginativos sin el campo abierto. Quizás porque Muniain estuvo cercado y desesperado, y Herrera se mostró atascado, poco ágil en el manejo. Bielsa metió tres buenos centradores como Gabilondo, David López e Íñigo Pérez, pero nadie encontró a Llorente en condiciones.
De hecho, exceptuando el cabezazo de Javi Martínez que envió a córner Roberto, la ocasión más clara fue visitante. Mikel Rico, un ex de Lezama con alma de líder, había tenido antes de esa opción del mundialista el 0-2 en un mano a mano ante Iraizoz, enviado fuera por poco. El de Barakaldo hizo un partido sobrio, inteligente, apagando fuegos por todas partes.
45 minutos después de lograr la gesta, Fabri repasaba a pie de césped con sus ayudantes y consejeros los pormenores de ella, los aciertos y errores. Se frotaba las manos tras ganar la partida a Bielsa. Tiró de argumentos modestos para una victoria muy grande. No gustó mucho a La Catedral el estilo. San Mamés no aplaudió como suele al ganador de clase baja. Sí lo hizo con su afición, que todavía está coreando a sus héroes y pidiendo internacionales. El Athletic vuelve a ser humano.
El crack
Roberto
Estuvo siempre en su sitio, paró el juego con perrería y sacó dos buenas manos.
¡Vaya día!
Muniain
Lo intentó una y otra vez, pero nunca halló la manera de desbordar a sus pares.
El dandy
Íñigo López
Su preciso cabezazo dio tres puntos de oro al Granada. Muy firme atrás.
El duro
Nyom
Realizó una dura y fea entrada abajo a Aurtenetxe que le valió una tarjeta.
Fuente: AS