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- 24 Mar 2008, 18:42
#20040
Liga: El Real Madrid se estrella con la flor del Valencia (2-3)
Hay Liga. El Real Madrid dejó escapar la victoria ante el Valencia en un partido en el que hizo méritos para llevarse los tres puntos pero en el que le faltó a lo que se ha estado agarrando durante toda la temporada: una pegada excepcional. Dos goles de Raúl parecían entregar la victoria a los blancos. Sin embargo, un penalti tonto de Cannavaro y una jugada de Arizmendi al filo del minuto noventa permitieron que los tres puntos volaran rumbo a Valencia. El Barcelona se frota las manos.
Los astros se han alineado en contra del Real Madrid. Hace un año ganaba sus partidos y la Liga en el tiempo de descuento, y ahora pierde cuando mejor juega. Grandeza o miseria, sobre gustos queda.
El caso es que la Liga se anima de una forma cruel para el madridismo. Ante un Valencia ordenadito, y poco más, el Madrid se ha complicado el título. Hay Liga, señores.
La tarde no hacía presagiar un buen espectáculo. Tan fría como la meteorología fue la primera mitad. El Valencia salió mejor, como si aún no hubiera terminado el choque ante el Barça. Cuajó un excelente primer cuarto de hora. El Madrid ni la olía.
Poco a poco fue cambiando el panorama. Guti fue entrando más en juego, y el líder se puso las pilas. El Valencia, mientras tanto, perdió al lesionado Marchena. Helguera volvió con ovación a su antigua casa.
Cuando mejor estaba el Madrid llegó el gol de Villa. Da la zaga blanca una sensación de inseguridad increíble. En cuanto le meten un pase entre líneas, se quedan todos clavados. El pase de un gran Silva, casi tan bueno como la definición.
Poco le duraría la alegría al Valencia. Raúl dictó sentencia a pase de Robinho y volvió a poner las tablas. Se hacía justicia.
El show de Hildebrand
La segunda mitad comenzó con la misma dinámica. El Madrid dominaba, pero tampoco creaba buen fútbol. A todo esto, a una le da la sensación de que Banega está más hecho que Gago. Y eso que era su sustituto en Boca-¦
El dominio blanco fructificó en el 2-1. El Bernabeu vivió, con el tanto de Raúl, uno de los mayores momentos reivindicativos en mucho tiempo. Gritos de -˜Raúl, selección-™ adornaron una grada habitualmente en silencio.
Parecía que esto no se le escapaba al Madrid. Todos lo intentaban, quería sentenciar. Baptista, Ramos-¦ el tercer gol era cuestión de tiempo.
Sin embargo, el punto de inflexión terminó llegando, y con él la hecatombe madridista. Un penalti tan absurdo como claro de Cannavaro a Silva fue el principio del fin. Villa no perdonó y dejó tocado al Madrid.
Quedaban veinte minutos para el final. Desde aquí hasta el final el choque viviría un curioso devenir. El Madrid, al contrario de lo habitual, terminó muy fuerte, casi mejor que nunca. El Valencia acusó en la recta de llegada el esfuerzo del jueves. Les costaba bajar a los valencianistas, que firmaban un empate que les alejara tímidamente del descenso.
De esta forma el desenlace sería alocado. El Macdrid atacó más que nunca, pero perdonó todo lo habido y por haber. Entre Hildebrand, los palos y la poca puntería, se fue consumando la desgracia.
Pero este Madrid no defiende cuando se va con los ojos cerrados al ataque. En verdad, no lo quedaba otro camino para ganar a un embrujado Valencia. Así que en una contra muy bien llevada por Arizmendi se resolvería el choque. Y se anima la Liga. Con o sin justicia, pero eso ya da igual.
Hay Liga. El Real Madrid dejó escapar la victoria ante el Valencia en un partido en el que hizo méritos para llevarse los tres puntos pero en el que le faltó a lo que se ha estado agarrando durante toda la temporada: una pegada excepcional. Dos goles de Raúl parecían entregar la victoria a los blancos. Sin embargo, un penalti tonto de Cannavaro y una jugada de Arizmendi al filo del minuto noventa permitieron que los tres puntos volaran rumbo a Valencia. El Barcelona se frota las manos.
Los astros se han alineado en contra del Real Madrid. Hace un año ganaba sus partidos y la Liga en el tiempo de descuento, y ahora pierde cuando mejor juega. Grandeza o miseria, sobre gustos queda.
El caso es que la Liga se anima de una forma cruel para el madridismo. Ante un Valencia ordenadito, y poco más, el Madrid se ha complicado el título. Hay Liga, señores.
La tarde no hacía presagiar un buen espectáculo. Tan fría como la meteorología fue la primera mitad. El Valencia salió mejor, como si aún no hubiera terminado el choque ante el Barça. Cuajó un excelente primer cuarto de hora. El Madrid ni la olía.
Poco a poco fue cambiando el panorama. Guti fue entrando más en juego, y el líder se puso las pilas. El Valencia, mientras tanto, perdió al lesionado Marchena. Helguera volvió con ovación a su antigua casa.
Cuando mejor estaba el Madrid llegó el gol de Villa. Da la zaga blanca una sensación de inseguridad increíble. En cuanto le meten un pase entre líneas, se quedan todos clavados. El pase de un gran Silva, casi tan bueno como la definición.
Poco le duraría la alegría al Valencia. Raúl dictó sentencia a pase de Robinho y volvió a poner las tablas. Se hacía justicia.
El show de Hildebrand
La segunda mitad comenzó con la misma dinámica. El Madrid dominaba, pero tampoco creaba buen fútbol. A todo esto, a una le da la sensación de que Banega está más hecho que Gago. Y eso que era su sustituto en Boca-¦
El dominio blanco fructificó en el 2-1. El Bernabeu vivió, con el tanto de Raúl, uno de los mayores momentos reivindicativos en mucho tiempo. Gritos de -˜Raúl, selección-™ adornaron una grada habitualmente en silencio.
Parecía que esto no se le escapaba al Madrid. Todos lo intentaban, quería sentenciar. Baptista, Ramos-¦ el tercer gol era cuestión de tiempo.
Sin embargo, el punto de inflexión terminó llegando, y con él la hecatombe madridista. Un penalti tan absurdo como claro de Cannavaro a Silva fue el principio del fin. Villa no perdonó y dejó tocado al Madrid.
Quedaban veinte minutos para el final. Desde aquí hasta el final el choque viviría un curioso devenir. El Madrid, al contrario de lo habitual, terminó muy fuerte, casi mejor que nunca. El Valencia acusó en la recta de llegada el esfuerzo del jueves. Les costaba bajar a los valencianistas, que firmaban un empate que les alejara tímidamente del descenso.
De esta forma el desenlace sería alocado. El Macdrid atacó más que nunca, pero perdonó todo lo habido y por haber. Entre Hildebrand, los palos y la poca puntería, se fue consumando la desgracia.
Pero este Madrid no defiende cuando se va con los ojos cerrados al ataque. En verdad, no lo quedaba otro camino para ganar a un embrujado Valencia. Así que en una contra muy bien llevada por Arizmendi se resolvería el choque. Y se anima la Liga. Con o sin justicia, pero eso ya da igual.