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Por messonaldo
#137918
españa de baloncesto parece que se cambio por la de futbol:
antes la ÑBA era la mejor y estaba intratable y ara sufre muchoo :/
al contrario que la de futbol antes sufria ara intrartables
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Por Uldhrued
#138904
eurobasket | turquía 63 - españa 60

En estado crítico

La segunda fase tampoco ha traído aire fresco a la selección, que siga sumida en su laberinto y ha cambiado sonrisas y fluidez por nervios, sufrimiento e inseguridad. Turquía, un buen equipo, atascó totalmente a los de Scariolo a base de imponer su ritmo y acumular centímetros cerca del aro. Ningún jugador del equipo español estuvo cómodo, nadie apareció para echarse el equipo a la espalda y España se complica con su segunda derrota aunque sigue dependiendo de sí misma.


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La pasión turca sería, claro, el título tópico. Pero conviene evitarlo por manido y porque desgraciadamente España está lejos, a años luz, de lo que había sido su hábito de los últimos tiempos. No necesitamos tópicos, así que los cambiaremos por un diccionario realidad-selección, selección-realidad. Decíamos después de la primera fase que era imposible saber dónde está España, si va o viene y si lo peor había pasado o estaba por llegar. Pues el sudoku se está resolviendo y estamos mal, tan mal como había parecido en los tres partidos anteriores. El cambio de la munición de fogueo de la primera fase por el armamento mucho más real de la segunda no despertó al gigante, que sigue dormido, triste, encogido. No hay despegue ni continuidad y las lagunas se expanden hasta parecer océanos. Esta es la realidad: si España no mejora puede perder con cualquiera de los buenos equipos que navegan por esta segunda fase. Y Turquía es uno de ellos.

La derrota ha sido tan fea como merecida. Turquía, con un sabio tahúr como Tanjevic a los mandos y el Mundial de su país entre ceja y ceja, construyó un ecosistema absolutamente hostil para España, un equipo sin sensaciones de ningún tipo, con el gesto cada vez más torcido y que parece cada vez más crispado y peor dirigido. Turquía no contó con la versión brillante de Turkoglu, bien defendido por Rudy y capaz de quedarse en dos puntos y perder un balón que pudo ser decisivo de no mediar el indulto final de la ofuscada España. Pero acumuló su escasa anotación exterior en momentos importantes (Tunçeri, Arslan...) y sobre todo maltrató a España a base de centímetros y envergadura: Erden, Savas, Ilyasova (15 puntos, 5 rebotes) y un Asik (13+4) que campó a sus anchas durante el primer tiempo, como en partidos anteriores habían hecho en la zona española Krstic o Brezec.

De las características del equipo turco y la deconstrucción del español surgió un partido trabado, de mucho esfuerzo defensivo y pelea constante bajo los aros, cada rebote punteado y trabajado al máximo. Un partido de sensaciones contradictorias, como está siendo todo el Eurobasket para España. Un ejemplo: ganó el rebote (39-33) pero la impresión era que Turquía dominaba ese apartado, quizá porque le sacaba más rentabilidad. Otro: Gasol terminó con 16 puntos y 9 rebotes. Buenos números que no reflejan el vía crucis que pasó, siempre incómodo (6/13 en tiros), incapaz de echarse el equipo a la espalda en los momentos importantes. Lo mismo puede decirse de otros tantas veces pilares de esta selección, como Navarro o Garbajosa. El primero se quedó en 7 puntos y no pudo nunca con la defensa de Onan. El segundo anotó 3 y su selección de tiro y de opciones ofensivas fue errática.

Con todo, España volvió a tener buenos momentos, fases para la esperanza. Pero es incapaz de dar fluidez y constancia a sus estados de optimismo. Cada parcial a favor recibe al instante otro en contra, a cada acción positiva le sigue otra negativa. Pérdidas excesivas (15 esta vez), malos tiros, malos movimientos, mala circulación, demasiado bote de balón. España sigue sin encontrar dirección y pausa. Cabezas no jugó esta vez, Raúl no dio con la tecla aunque lo intentó y Ricky sigue lejos de sus mejores posibilidades. Empezó bien pero terminó naufragando ante una defensa que le flotó para explotar su falta de confianza en el tiro exterior (1/6 en triples).

Rudy tiró del equipo en el primer cuarto, en el que sumó 11 de sus 16 puntos. Las rotaciones abortaron el primer amago de buen juego de España (14-8), y Turquía vivía a base de mates de Asik en la continuación de cada bloqueo. Marc volvió a atenazarse después de dejar detalles para la esperanza (7 puntos, 6 rebotes) y cayó en batallas sin sentido contra los rivales, contra los árbitros, contra el mundo. Hubo técnicas y antideportivas para una España que tuerce el gesto a la mínima, que se mira al espejo y no se reconoce, que desconfía de todo porque desconfía de sí misma.

Y pese a todas las dudas y todos los problemas, casi hasta el final no creímos en la derrota. Imaginábamos otra victoria sin lustre, sin brillo y sin sonrisas, pero victoria al fin y al cabo. Anotación y ritmo cayeron en picado para alegría de Turquía, mucho más cómoda en la tela de araña, y desesperación de una España irreconocible en tantos momentos, que se abandona a cambios de viento que destrozan su sistema nervioso y le hacen vivir en el riesgo constante, pendiente de la moneda que fue esta vez cruz después de atascos terribles como el sufrido cuando las cosas parecían arreglarse en el tercer cuarto (43-39) o cuando parecía que Turquía sentía vértigo y tiraba sus ventajas a la basura (de 50-55 a 56-55).

Pero no hubo manera, España no funcionó ni encontró su juego -tampoco esta vez- ni sus referentes individuales. La defensa volvió a tener minutos de mérito y momentos fatales de despiste. Y así, entre pérdidas de balón y puntos logrados con sangre y fuego, España llegó con opciones al final simplemente para retratar el estado de forma y confianza del equipo y la pésima dirección de Scariolo. No bastó que Turquía jugara la mitad del último cuarto en bonus, ni siquiera hubo capacidad para arañar tiros libres. Ni sirvió la pérdida de Turkoglu que revivió el partido (60-61 dentro del último minuto). El balón decisivo quemó en las manos de los españoles. Primero se precipitó Rudy y después, tras tiempo muerto, la responsabilidad fue para Llull, que se lanzó como un kamikaze y no obtuvo premio alguno. Un final dudoso para un equipo dudoso, desdibujado y listo para el diván del psicoanalista pero que, al fin y al cabo, sigue sin tener nada perdido y sigue dependiendo de sí mismo. Lo que, tal y como van las cosas, es difícil adivinar si es bueno o malo.
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Por Uldhrued
#139602
BARRE A LA DEPRIMIDA LITUANIA EN LOS MEJORES MINUTOS DEL EUROPEO

España se da una alegría

Un parcial de 23-0 en el segundo acto y otro de 24-8 tras el descanso proporcionaron el primer final tranquilo · Pau ejerció de sí mismo, Ricky dirigió con criterio, Rudy y Navarro las metieron... Fue un triunfo coral · La selección puede ser segunda si supera a Polonia el miércoles y cuadran las matemáticas


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Hubo que esperar al quinto partido del Europeo para toparse con la mejor versión de España. Tardó una eternidad en llegar, pero se la vio. Las viejas sensaciones aparecieron a lo largo de dos cuartos espectaculares. Lituania, el rival ante el que la selección inició su crisis de identidad, recibió su merecido. La depresión de los lituanos, todo hay que decirlo, era aún más aguda que la de los españoles. Con su derrota, ya se han despedido del campeonato.

España afrontaba otro día crucial. Otra final en mitad del torneo. La derrota obligaba a ganar a Polonia en la última jornada y rezar mucho para que las matemáticas cuadrarán. El triunfo mantiene vivas todas las esperanzas de alcanzar los cuartos de final e incluso de ser segundos de grupo si se gana a los anfitriones y los números acompañan. Tras la ración de autoestima, todo sigue abierto para la selección.

Pero como en cada partido de España, hubo momentos delicados. Llegaron en el primer cuarto, cuando los triples de Kalnietis hicieron planear una negra sombra por el Lodz Arena (15-24). Sin emabargo, en el segundo cuarto, la selección sufrió una mutación. Durante seis minutos, fue la ÑBA: corrió por primera vez gracias a la permisividad lituana, subió las líneas en defensa y recuperó un par de balones, atrás se mostraba intensa de verdad y delante entraba casi todo.

Eso se tradujo en un demoldor parcial de 23-0 que dio a España una renta de 14 puntos (38-24). Como ocurría en tiempos no muy lejanos, esos minutos tan primorosos bastaron para liquidar el choque. Lituania llegó a colocarse a cinco tras el descanso (42-37). España mostró capacidad de reacción. Empezó a buscar a Pau y éste a machacar el aro enemigo. Contó con la colaboración del siempre eficiente Felipe y un acertado Raúl. Se les unió Navarro que, con un triple, llevó la diferencia a 24 puntos nada más comenzar el cuarto acto (69-45).

La selección no había manejado esas rentas en todo el campeonato y en el último cuarto decidió tomarse un respiro. Acabó siendo un triunfo coral, como los de antes. Con Ricky mandando en el ritmo (9 asistencias), Pau como estrella (19 puntos), Navarro y Rudy de estiletes, Garbajosa y Marc recuperando vibraciones... Por un día, España se permitió un final cómodo antes de otra batalla. El miércoles llega la anfitriona Polonia.
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Por KaNaRiO
#139651
Hoy si fue España :good:
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Por Uldhrued
#140734
eurobasket | francia 66 - españa 86

El músculo rinde pleitesía al talento

Exhibición descomunal de España ante Francia, que llegaba imbatida al cruce de cuartos y fue despachada sin piedad por una versión espectacular de los de Scariolo. Gasol jugó a nivel MVP, la defensa tuvo una intensidad eléctrica, el tiro exterior funcionó, la segunda unidad dio la cara y España decantó el partido desde el primer cuarto, desquició a Tony Parker y puso rumbo a semifinales y la lucha final por las medallas.


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Francia mirara al suelo o al cielo y maldecirá a los hados, al destino o quién sabe a qué. Aquella canasta de De Colo (zarandeado por la prensa gala) ante Grecia le entregó un primer puesto de grupo que era veneno. Ser primero, imbatido en el Eurobasket, y jugar contra España -esta España- en el partido del vértigo, el que te saca de la lucha por las medallas, es cuando menos una ironía muy negra. Repasemos las ventajas del equipo francés: llegaba a Polonia con mucho rodaje tras sudar su plaza en el Preeuropeo y ha mostrado una defensa de hierro ante la que sólo Croacia había llegado a los 70 puntos (64'2 de media de puntos encajados hasta la sangría de hoy), y al ritmo de un Parker en vena marchaba un bloque de hormigón que es una oscura alambrada de músculo, sin imaginación en la zona pero capaz de defender y rebotear hasta el último aliento y de salvar partidos perros, de pocos puntos, ritmo lento y diferencias mentirosas por ajustadas. Una cosa más: Francia tuvo un día más de descanso que una España que se metió 250 kilómetros entre pecho y espalda tras aplastar ayer a Polonia.

Pero el problema para Francia, me temo que para todos los equipos que quedan vivos, es que el despertador de España ha sonado a tiempo. Como un mal pero genial estudiante, el equipo de Scariolo llegó tarde y sin duchar al campeonato pero se ha ido recomponiendo y, tras una severa dieta de vitaminas de confianza y proteínas de autoestima, ha recuperado la figura del equipo que es campeón del mundo y que en Pekín llevó a la histeria a una USA descomunal. Ya no hay duda de que la selección ha digerido la crisis y se ha puesto manos a la obra. Mejor así, en línea ascendente hacia el infinito porque la versión contraria ya la vivimos en 2007. Y su sabor fue muy amargo.

Un primer tiempo excepcional

España, en fin, apareció vacunada contra cualquier peligro de la hasta ahora inmaculada Francia y mostró el nivel desde el que puede mirar a cualquiera con superioridad. En las dos zonas, por todo el campo, con cualquier combinación de jugadores en cancha. Concentración, pasión, energía, cohesión y la calidad desbordante que se le supone. España, además, no cambió el discurso para adaptarse al rival y mantuvo su quinteto con Rudy y Navarro a pesar de que Francia jugaba en las alas con dos gigantes como Batum y Diaw. El equipo galo enseñó las armas previstas desde el salto inicial: cerró la zona, molestó lo máximo a Gasol y circuló el balón en busca de tiros cómodos con paciencia y pulcritud. Fue durante unos minutos de espejismo que le sirvieron para manejar las primeras alternativas del partido (5-3).

A partir de ahí España hizo saltar por los aires el dispositivo francés y puso la directa para aplastar la autoestima de un rival en shock, incapaz de taponar todas las vías de agua que se le abrían. Esta Francia siderúrgica encajó 25 puntos en el primer cuarto (15-25) y 47 al descanso (32-47). Parker naufragó (6 puntos y 3 asistencias, 1/6 en tiros de campo) y se obcecó hasta caer en la desesperación. Las miradas perdieron convicción y las piernas frescura mientras los chispazos de Diaw y Batum minimizaban unos daños que amenazaban ruina demasiado pronto.

Pero que nadie dude de que Francia es mucho más de lo que se vio en el desangelado Spodek Arena. Todo el mérito tiene que recaer, esta vez sin duda, sobre el autor de la demolición, una selección española superlativa que resultó arrebatadora. El primer cuarto fue pura pasión, el segundo inteligencia, el tercero una lección de energía y todo el partido calidad y precisión. España ha pasado de ser una máquina de perder balones o circular de forma exquisita, acumular asistencias y minimizar pérdidas. La defensa ha ajustado las ayudas y ha recobrado la actitud: donde no se llega por concepto se llega por fuerza, por convicción y rapidez de piernas. Y en ataque ha vuelto la bendición de la generación de oro y los jugadores que habían sido cuestionados hasta la nausea exhiben otra vez todas sus virtudes. Es el caso de Ricky Rubio, que no necesitó largas rotaciones ni ayuda de Llull para aburrir a Parker, dirigir al equipo al galope e incluso acertar en el tiro.

La lectura de partido fue excepcional, apoyada en el funcionamiento de todos los recursos. Si Francia comenzó cerrando la zona, España respondió con un bombardeo desquiciante (5/9 en triples en el primer cuarto con Rudy como principal ejecutor). Después, en cuanto cambió el plan, llegó el reguero de balones a Gasol. El pívot está en la línea de su temporada NBA, la mejor por madurez y competitividad de su carrera, y pese a todos los esfuerzos de Francia, y como si nada, cerró el primer cuarto con 6 puntos y 4 rebotes. Después bailó con su elegancia habitual sobre la esforzada energía de Turiaf, viejo compañero de tantos entrenamientos, y sobre su figura se agrupó la mejor España: cada vez que Francia mostró unas tímidas constantes vitales, apareció Gasol para martillear cualquier esperanza. De salida en el tercer cuarto, cuando Francia ajustó la defensa y anotó con cierta fluidez gracias a Turiaf (sin noticias de Parker), el de los Lakers dirigió el parcial definitivo con ocho puntos casi consecutivos adornados por un triple de Garbajosa y cinco puntos consecutivos de un Ricky 100% Ricky, por fin.

Como ante Polonia pero en una dimensión todavía mayor, España se hizo fuerte y bella bajo la bandera de Gasol y Navarro, que dejó 9 puntos al descanso azotando con su exuberante calidad las largas y sufridas defensas de Francia. A Rudy le bastó su inicio eléctrico y a Felipe su trabajo insaciable incluso en un día menos lucido en ataque. Marc parece asentado definitivamente y Mumbrú volvió a estar intenso aportando minutos de calidad en la segunda unidad. El recital desactivó cualquier atisbo de tensión o mal trago. Al partido le sobró más de un cuarto, con Francia rendida y con ganas de ducharse y España transmitiendo la sensación de que podría estar jugando sin parar desde hoy hasta la final, todo energía y sonrisas.

El 49-73 al término del tercer cuarto nos dejó tiempo para pensar en lo que pasó y lo que vendrá, para madurar la idea de que España por fin ha enlazado dos partidos a su nivel, uno ante un rival menor pero otro, este sí, ante un equipo poderoso y con armas para hacer daño. En el día de los nervios, el fatídico cruce de cuartos, la selección estuvo abrumadora y cerró el partido entre ganchos de Gasol, que jugó con cara y números de MVP. España, con tantas cosas que ha pasado, se encuentra en el momento adecuado en el lugar adecuado. Fina y confiada y dispuesta, tras pasar el primer examen final con matrícula de honor, para afrontar una semifinal de alto voltaje ante la entonada Turquía o la amenazante Grecia. Pero este partido de cuartos ha sido un grito que ha resonado por toda Polonia y, vengan los peligros que vengan, España está preparada. Hay que seguir jugando desde la modestia, la concentración y la intensidad, pero creo que el rival que llegue, sea el que sea, dormirá la noche del viernes pero que los jugadores de la selección.
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