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Moderador: Moderadores

Por colchoneros9
#300956
Por dios, que grande el BBB, metiendole 180 puntos al Madrid en tres días!! El Madrid demostrando que no sabe perder otra vez. Yo que pongo el partido en el descanso del fútbol y veo que el Madrid estaba perdiendo de 30 puntos y no se puede decir otra palabra que no sea vaya Humillación.
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Por Uldhrued
#301926
COPA DEL REY | REAL MADRID 92- BANCA CÍVICA 84
La exhibición ofensiva del Real Madrid vale una final

El conjunto blanco dio una exhibición ofensiva, con récord de triples. Nikola Mirotic (20 puntos), Llull (17 y 7 asistencias) y Suárez (13 puntos y 10 rebotes) guiaron al Madrid a la final de Copa.

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Partido loco en el Palau Sant Jordi. El Real Madrid se metió en la gran final de la Copa del Rey gracias sobre todo a un soberbio partido de Nikola Mirotic, que firmó 21 puntos, seis de ocho en triples y 24 de valoración. Los de Pablo Laso dominaron el primer y tercer cuarto, pero a pesar de la reacción en el último de Banca Cívica, los certeros lanzamientos de Mirotic acabaron por desangrar a los sevillanos.

El Real Madrid dispuso un quinteto inicial en el que Singler y Carlos Suárez comenzaron en el poste bajo. Pero el partido se inició con una mala noticia de inicio para el conjunto sevillano, ya que a los pocos segundos, Paul Davis cometía la primera personal. Joan Plaza no quería un intercambio de golpes, pero el duelo iba de triples (Urtasun y Llull), y prosiguió con un 2+1 de Guille Rubio ante Begic. A partir de ese momento, el primer cuarto se pudo resumir en un continuo bombardeo de triples: Mirotic, Tepic, Singler, Carlos Suárez... y en ese intercambio, Banca Cívica fue el peor parado, con un parcial de 8-0 en el último minuto -100% de efectividad blanca en triples- y la sensación de que la circulación de balón del conjunto sevillano era muy lenta.

El segundo cuarto tuvo la misma dinámica vista en el primero, es decir, mucho tiro exterior por parte de ambos equipos. Lo único que variaba, de momento, eran los tiradores. Aparecieron por primera vez en el partido English, Calloway y Carroll. Poco a poco, Banca Cívica comenzaba a tener más presencia en el rebote ofensivo, y tras dos triples de Bogdanovic y English, le cambiaba la cara al partido. Los de Joan Plaza se ponían a cinco (35-30) mientras subían líneas y presionaban muy arriba. Llegó la pájara del Real Madrid, coincidiendo con la presencia en la cancha de Sergio Rodríguez, y el punto de inflexión, con una acción de Paul Davis, que puso por delante por primera y única vez a los suyos (40-41), pero fue una de cal y otra de arena, porque el animoso pívot se cargó con su tercera personal. Antes del descanso, Tepic y Carlos Suárez dispararon las estadísticas de tres. Se llegaba al ecuador con un 70% en triples para los blancos y un 50% para los sevillanos.

El devenir del partido era una incógnita absoluta hasta el comienzo del tercer cuarto. El Madrid había tenido en Llull y Singler a sus principales artilleros, pero había estado muy tibio a la hora del defender desde el perímetro. Sin embargo, la bolsa saltó en forma de aluvión triplista por parte de los de Pablo Laso. Fue sencillo a la par que espectacular. El Madrid se sirvió de la calidad de Mirotic para destrozar el buen trabajo hecho hasta el momento por Banca Cívica.

Ambos equipos repetían once inicial con la excepción de Davis, es decir, un quinteto con muchos centímetros por parte del Madrid y otro mucho más móvil para Banca Cívica. Sin embargo, volvió a errar Joan Plaza, que tras un buen segundo cuarto veía cómo un solo hombre, Mirotic, desbarataba sus planes. El ala-pívot fue una pesadilla indefendible y acumuló un espectacular cuatro de cinco en triples. El Madrid conseguía 18 puntos en seis minutos mientras que Paul Davis, desaparecido y demasiado agresivo, se ponía con cuatro faltas.

Si el primer y el tercer cuarto fueron para el Madrid, el segundo y el cuarto fueron del Banca Cívica. Los de Pablo Laso fueron dilapidando increíblemente su ventaja en los últimos diez minutos de partido en un cóctel letal de errores y relajación. Pancho Jasen y Satoransky recortaron a base de triples la renta madridista hasta poner un 76-68 en el marcador. Y poco a poco, con un silencioso y efectivo juego interior, los de Joan Plaza llegaron a ponerse a siete del Madrid. Sin embargo, la bestia negra de la noche, Nikola Mirotic, lastraba a cada momento la disciplina de Joan Plaza con sus triples, hasta el punto de hacer insuficiente los esfuerzos de Banca Cívica, que aunque lo intentó, no pudo con la pegada madridista de un trío letal: Mirotic (20 puntos), Llull (17 y 7 asistencias) y Suárez (13 puntos y 10 rebotes). Mañana, Clásico en la final de Copa.

Fuente: AS
Por Laura.B.P
#301940
Gracias por la info Uldh ;)
Otra Final Barça & Real Madrid
Me ha hecho gracia , no se , hasta en Baloncesto es igual ^^
Mmm ... Mirotic ? Asi se llama una de mis canciones favoritas XD

Salu2s :good:
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Por Uldhrued
#302063
COPA DEL REY | BARCELONA REGAL 74 - REAL MADRID 91
El Madrid vuelve a reinar

Una demostración imperial del Real Madrid le convierte en rey de la Copa casi dos décadas después. El Barcelona, superado de principio a fin, entrega el cetro. Llull y Carroll, los ejecutores.

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Será porque existe la maldición del anfitrión o será porque, entre reveses y decepciones, el Real Madrid ha crecido mucho y había elegido la mejor ocasión para demostrarlo. Parecía imposible robarle el fuego a este Barcelona en el cubil del Sant Jordi y el Real Madrid lo hizo con una fe tozuda blindada y la tozudez categórica de los equipos buenos. Buenos y, aunque de repente como en este caso, cuajados. Lo hizo en una masacre, con una exhibición que amasará consecuencias psicológicas y que quizá cambie la mano en la partida de cartas que año tras año juegan Barcelona y Real Madrid. El equipo blanco recupera la Copa casi dos décadas después y se da un festín improbable pero extraordinario que le relanza. Llegó a Barcelona entre turbulencias, sufrió en cuartos y regateó en semifinales. Pero en la final fue un equipo perfecto, una máquina brutalmente competitiva y brutalmente hermosa, capaz de volar y de sangrar, de sudar y sufrir y de acabar disfrutando, con el partido roto en un último cuarto de un único color: el blanco.

El Barcelona probó la medicina que en los últimos años ha aplicado al Real Madrid y a casi todos sus rivales. Se sintió siempre inferior (lo fue), lo probó todo y no encontró ninguna manera, ninguna esperanza. No tuvo ninguna ventaja en el marcador y no encontró más luz que una reacción rabiosa en el tercer cuarto, un trance extraordinario y épico del que nació un carácter que hasta ahora no le conocíamos a este Real Madrid. De 35-46 a 51-52 en los únicos minutos brillantes de Navarro y Lorbek. Ahí, con la grada rugiendo y la defensa del Barcelona echando humo, apareció un triple de Llull, otro de Mirotic, seis puntos seguidos de Carroll... El Barcelona remontó el partido y lo volvió a perder casi sin saber cómo. Y ya no volvió. Con Eidson lesionado, Mickeal robótico, y un naufragio absoluto de Huertas, Wallace, Ingles, Rabaseda... de demasiados jugadores. El Barcelona no fue el Barcelona. Ni tuvo su día ni, sobre todo, le dejó serlo el Real Madrid. De que lo intentó da fe la energía eterna de Ndong (19 puntos, 11 rebotes). Pero perdió con una sonoridad estruendosa reflejada en los 91 puntos que encajó. Un número impropio, en teoría imposible.

Pero no en la práctica. La defensa del Barcelona, la mejor de Europa, fue mantequilla, arcilla en manos de un Real Madrid que fue al volante durante todo el partido. Y antes: Laso aplanó a un Pascual que se perdió en la primera parte en rotaciones que nunca favorecieron a su equipo. El Real Madrid defendió como nunca, inclinó la batalla física y encontró siempre formas de anotar. Fue más duro (sorpresa) e igualó la pelea que se disputó por encima del aro (sorpresa aún mayor). Con eso ganó medio partido, el otro medio con los miles de caminos que descubrió para llegar a la canasta rival; Primero en la zona, después en el exterior. Por calidad o por constancia, por puro talento. De la naturaleza extraña y brutal que enseñó en el Sant Jordi habla que ni ganó el rebote ni pudo correr hasta el último cuarto. Sus armas habituales sustituidas por concentración, energía física, constante body check y aprovechamiento de cada emparejamiento. Hacer a Navarro más daño del que él te hacía, hacer a Mickeal más daño del que él te hacía, hacer a Lorber más daño del que él te hacía...

Llull y Carroll, ejecutores

Llull, de progresión cuestionada desde los experimientos de Messina, firmó el partido de su vida: 10 puntos en el primer cuarto y dos triples que drenaron psicológicamente al Barcelona sobre la bocina de los cuartos segundo y tercero. 5/7 en total en tiros de tres, 23 puntos, 5 asistencias, una lectura inaudita del juego en estático, 25 de valoración y un control absoluto de lo que sucedió en pista. Playmaker y killer, demostró que el Real Madrid estaba perfectamente preparado y Carroll que, además, estaba bendecido. El americano dio un recital para el recuerdo en un segundo tiempo en el que anotó sus 22 puntos, clavos en el ataúd del Barcelona cada vez que éste intentaba levantarse y brochazos de oro en el último cuarto con el partido ya muerto (56-73 en el minuto 32 y tras ocho puntos seguidos del escolta).

La magnitud y las formas de la victoria empieza pero desde luego no termina en Llull y Carroll. El partido reivindicó a Suárez como alero integral o a Begic y Pocius como especialistas. El Real Madrid fue un bloque en plena sinfonía, sin rastro de agotamiento físico y sin un ápice de miedo cuando el Barcelona apretó. Lo hizo, mucho: el segundo cuarto fue una batalla física y sudada, el tercero un hermoso drama en la que cada canasta parecía marcar un cambio de rumbo, cada defensa parecía valer medio título. A todo sobrevivió el Real Madrid, por fin imperial y rotundo, por fin campeón otra vez. Diecinueve años después, con plena justicia y en su mejor partido, sin duda el más importante, de los últimos años. Es rey de la Copa, por fin y otra vez, y su futuro tal vez haya comenzado a reescribirse en el Palau Sant Jordi. O esa sensación pareció navegar en los surcos de una final de Copa, otra, para el recuerdo.

Fuente: AS
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